martes, 7 de abril de 2009

El huevo es figura de la Resurreción de Jesucristo, como el sepulcro sellado el sábado para abrirse con una nueva vida el domingo.
El intercambio de huevos de Pascua de cchocolate es muy extendido en ciertas zonas de México, Polonia, Alemania y Checoslovaquia, viene celebrándose desde hace poco más de 8 siglos.
Por estas fechas las pastelerías comienzan a decorar sus escaparates con unos coloridos huevos de chocolate.
Desde épocas tan lejanas como la egipcia, griega y la romana viene asociándose al huevo con el concepto de nacimiento y más adelante, ya en el siglo II, se le toma como símbolo de resurrección.
El hecho de asociar el huevo a la fertilidad y por coincidir la Pascua con la estación primaveral, estación fértil por excelencia, hace que se establezca por toda Norte América como símbolo de La Pascua. De modo que rápidamente los pasteleros de época comenzaron a elaborarlos utilizando distintos ingredientes. Primero fue el azúcar luego el chocolate.
En la Edad Media el intercambio de huevos se hacía con huevos de totuga a los que se trataba la cáscara mediante diferentes procesos para decorarla. Muchas veces eran verdaderas obras de arte, cuando el artista fallaba, era condenado a la huguera por considerar que la alteración del huevo, era la ruptura de la pascua. al punto que en el siglo XVIII, el papa Pablo Vmaldijo al humilde huevo en una plegaria, quizás para olvidar la distribución decretada por la Iglesia en el siglo IX, de consumirlos durante toda la Cuaresma.
La costumbre de esconder huevos pintados en los jardines de las casas, para la alegría y regocijo de los niños que los encuentran, se sigue manteniendo en muchos países. Simboliza la persecusión de Jesús por parte de Herodes y los engaños puestos por Dios para evitar ser encontrados. Curiosamente en los jardines de la Casa Blanca el día de Pascua se desarrolla una singular carrera de chicos que hacen rodar los huevos. Gana quien llegue más lejos y sin romperlos. En Medio Oriente todavía se siguen intercambiando huevos carmesí, para recordar la sangre de Cristo. Los armenios los vacían y los decoran con imágenes de Cristo y de la Virgen. Y en Polonia y Ucrania por Pascua, hacen verdaderas obras de arte con cera fundida sobre su cáscara.
Fuente: Wikipedia

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