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viernes, 27 de diciembre de 2013

Escribe: Ronny Gamboa (ESTUDIANTE DE LA PUCP)

10:00 pm. Faltan 2 horas para navidad y el ambiente pesa una tonelada en casa. Cada minuto que transcurre siento que odio más la navidad. Trato de distraerme continuando un libro llamado “Los viracochas” pero es inevitable concentrarme. Me pongo las zapatillas y para la calle. Caminando siento que me vendría bien unos “Hitlers” para salir de esta cruda realidad. Esta realidad donde el dinero compra la felicidad, donde la navidad no depende de un Papa Noel sino del bolsillo de un padre. Siento que mis ojos se ponen cada vez más rojos, como también siento que me anestesio más del maldito problema familiar que hay en casa.

No pienso pasar navidad hoy en casa con mis diabólicos padres, ni con mis exorcizados hermanos. Quiero pasarla como un pobre, sin un Papa Noel, sin ropa nueva, sin pavo y/o lechón ni cuetes. Deseo pasarla sucio, chancroso y solo. El tiempo sigue avanzando y mientras más se acerca las 12, más estúpido me siento. No pienso llorar. Quiero sentirme feliz por estar triste, feliz porque la estoy pasando como un marginado, con la ropa sucia llena de pintura y las zapatillas rotas. Hoy no brillo, hoy me siento opaco como el cielo gris de Lima. Es duro, triste y jodido. Tengo que ser valiente, ser pobre no es para cobardes. Ahora sé cuántos niños valientes existen en el Perú. Me siento en una vereda y se me vienen a la mente voces de Ollanta hablando sobre la pobreza. Primero creo que debería inventar más letras en el alfabeto para hablar de la pobreza, segundo, creo que debería hablar de cuán satisfactorio se siente tener la mesa llena de grasa y, tercero, que venga a sentarse aquí conmigo y contar las estrellas de hambre. Siento que con lo que pienso no ayudo, siento que pasándola como un pobre no mejoraré la realidad.

Sé que hoy muchos saliendo de Ripley llegarán a sus casas y comenzarán a hablar del consumismo, el materialismo, el individualismo y muchas cosas más que “son expresiones cultas”. Hoy no quiero ser culto, quiero ser un pobre hombre y hombre pobre, alguien que no terminó la secundaria, alguien que no sabe de historia pero sí sabe del presente y el futuro: Estar jodido hasta que me salgan las arrugas. Deseo pararme e irme a caminar por la avenida, pero me quedaré sentado, como si estuviese esperando a que el Gobierno o Dios hagan algo. Sé que la espera será en vano. Sin querer me doy cuenta que son las 11:58pm. Y me tengo que preparar para recibir la vanidad. Deseo que nadie salga de sus casas, no quiero sentir el olor a nuevo, no quiero sentir la presencia de todas esas empresas que se enriquecen con el trabajo del obrero poniéndole precio a las sonrisas.

Estoy solo, ni con Dios ni con el diablo. Me estoy haciendo daño, pero más daño me han hecho los cuentos de hadas. La gente me mira extraño, quizás piensan que no tengo casa o que debería estar con mi familia en estos momentos, me echan de lado. Pero hoy quiero estar solo. Siento pena por esas sonrisas efímeras y por mí mismo. Pena por mí porque sé que en algún momento dejaré de ser pobre para ser aún “más pobre”. Volveré a casa, mejor dicho, a la realidad, donde el dinero es el control remoto de la sociedad y el televisor es el pensamiento común de hoy en día. Intento romper en llantos, me gusta la pobreza pero no me gusta ser aún “más pobre”. Estoy a punto de llorar cuando de pronto siento una mano en el hombro, volteo y me doy cuenta que es mi mejor amigo Renzo. Sin contarle nada de lo que pasaba sabía muy bien lo que sentía. Me dijo: Vamos a mi casa, hay pavo con ensalada, yo: Bueno, está bien, vamos.

 

jueves, 19 de diciembre de 2013

Escribe: Ángel Reyes ALUMNO DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ

Magda se estaba comportando como una diosa exorbitante en esa primera vez. Yo no me sentía a la altura de su grandeza, así que poco a poco ella fue tomando protagonismo en esa escena que consumía mi adrenalina de manera agónica, hasta que intercambiamos roles y ella se volvía macho y yo hembra. Así me di cuenta de que ella era el complemento perfecto para mí, solo debía acabar esta agotadora obra de teatro y esperar a que los odiosos espectadores dejen de aplaudir nuestro deslucido espectáculo que a duras penas fue ensayado.

Mi cabello es rubio y ondulado, las chicas creen que soy gay, no piensan que abusaré de ellas, confían en mí. Así somos los amanerados, siempre nos llevamos gratis la mejor carne. JA, tira de ilusas, creen que a uno no se le para. Nada malo puede pasar. Magdalena es la chica más tierna que he conocido. Es la primera vez que se despiertan sentimientos bonitos en mí por una chica. Voy a usar mi reputación de homosexual para tener su confianza y después caerle con todo.

Cuando ella sea mía dejaré de ser objeto de burla de todos esos galanes y fortachones que aparentemente están mejor dotados que yo para el sexo. No debería fijarme en eso, pero no prueba nada. Es pura casualidad que cada vez que un hombre se atraviese sea la entrepierna lo primero que le mire. Que quede claro que no soy ningún maricón, aunque no tenga cómo probarlo y esa diosa me haga sentir como una esclava lesbiana. Magda es dominante y tierna. Tiene una personalidad vivaracha y sabe cómo complacer y consentir a sus patas de manera discreta.

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Cada noche me imagino junto a Rafael en el altar, cada día pasa y no consigo que se enamore de mí. Pero sentí que el otro grande del elenco me miraba raro detrás del telón, creo que a ese “como se llame” le gusto. Es bonito y sensible, pero no es mi tipo. En realidad esto me pasa con la mitad de chicos que conozco, la mayoría de ellos babean por mí y yo tengo que hacerme la desentendida. Se creen más astutos que yo, creen que no me doy cuenta, se creen virolos y caletas. Lo que me duele es que entre Rafa y yo pasa lo contrario y no puedo disimularlo.

Si quiero salir con Rafa tendré que hablar con Romina, es verdad que no me cae bien porque es completamente distinta a mí. Yo soy coqueta, dominante y amorosa; mientras que ella puede hacer lo que sea con tal de resaltar entre todos los hombres y que alguno se anime a aventurarse con ella en la oscuridad. Lamentablemente, a pesar de nuestras diferencias para atrapar a los hombres, voy a necesitar su ayuda para ir al cine con mi amado Rafael.

Romina es tan manipulable, de pies a cabeza. Esa descarada es solo una hueca que quiere intimidad, afortunadamente acabo de recordar al “como se llame”. Si lo invito al cine, aceptará; si él va al cine, lo usaré como la carnada de Romina para que acepte; y si Romina acepta, ella llevará a Rafa y yo seré toda una leona para que caiga directo a mis garras. No se ve tan difícil la hazaña, es un simple juego de ajedrez en el que los peones se moverán a mi placer y yo seré la poderosa reina blanca que secuestrará a su rey negro no correspondido. Me da pena hacer esto, pero así somos nosotras, movemos montañas por amor.

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Fue muy linda Magda ayer, me sentí como un verdadero rey. Recuerdo perfectamente como me puso el saco y después anudó mis zapatillas. Ella tiene pinta de ser calculadora en ocasiones, pero eso no significa que sea mala. Tengo que reconocer que la flaca sabe lo que quiere. En síntesis, no puedo negar la dulzura de esta mujer de cabello liso y castaño. Lo que me confunde es que sorpresivamente Romi me llamó para invitarme al cine. Ella tiene pinta de ser movidita, pero no pensé que conmigo sería tan mandada.

Creo que me conviene salir con Romi esta noche, ya que no me puedo dejar llevar por los encantos de Magda. Gusta me comentó que siente algo por ella y no sería capaz de traicionarlo. Sinceramente lo amo, no es que sea gay, pero tengo un gran aprecio hacia mi causa. Llamaré a Romi lo antes posible para confirmarle que iré a su jaula a recogerla. Me siento enfermo, pero tal vez así me liberaré del estrés de este terrible y agobiante año, además evitaré problemas con Gustavito.

Lo que aún no entiendo es porque Romina, la misma Romina Álvarez Calderón, me invitó a salir. No somos muy amigos y no me lanza miraditas como sí lo hace con Gustavo. Es más, cuando me llamó solo me dijo si quería ir al cine. Ella es más elocuente, se manda tremendos discursos. Tal vez no me he dado cuenta de lo enamorada que ha estado de mí. Seguramente por eso es tímida conmigo. Ahora todo tiene sentido, además, ellas siempre son más vergonzosas para invitarnos a salir. También me parece raro que una chica de tanta clase como ella haya tenido que rebajarse para invitar a salir a un chico. Todo esto me confunde.

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Al fin esa Magda se hizo una, tantas lunas llenas enamorada de mi Gustavo Gatti y al fin saldré con él. Sé que todos creen que no soy decente y que me acostaría con cualquier chico si fuera necesario, pero descarto esa ontología cuando pienso en mi Gustavito. Mi gato tiene unos rulitos amarillos que son prodigiosos y me da mucho roche hablarle, es tan guapo. A veces lo miro, pero no sé como mandarle más indirectas. Reconozco que a veces envidio a Magdalena porque ella consigue que los hombres le hablen sin hacer gran cosa.

Sé que a Magdalena no le caigo y también sé que me está utilizando para caerle con todo a Rafa, pero si voy a ser utilizada para que Gustavo sea mío dejaré de lado el orgullo. Lo que me molesta es que últimamente mi amor platónico la ha estado mirando mucho. Aunque esto no me preocupa, estoy convencida de que en el amor siempre ganamos nosotras. Mis cinco enamorados han caído como perros ante mis encantos y como cucarachas los he terminado.

Más allá de lo guapo que es Gustavo, lo que me preocupa es lo afeminado que es. Es cierto que esos son los más lindos, pero qué pasaría si me sacara la vuelta con un hombre. No soportaría la rabia si me enterara de que me hizo cachuda con alguien como Rafael, ya que ellos son muy amigos. Riesgos son riesgos, tan solo verlo agarrar con Magdalena me haría buitrear. Estoy a punto de comenzar con el mayor riesgo al salir con Rafael, que no me gusta. Sería trágico si Magdalena no cumpliera su parte del trato y no se apareciera con Gustavo. No creo que sea tan perra, así que voy a alistarme para que Gusta note lo hermosa que soy.

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El príncipe era Gustavo y la princesa era Magdalena. Nunca se supo el nombre de la obra ni la razón por la que no se besaron después de haberse dicho “Te amo” en el momento cumbre. Más allá de la poca planificación y la excesiva improvisación, el esfuerzo de los jóvenes actores fue muy aplaudido. Era la primera vez como elenco teatral de estos chibolos pitucos e hijos de papá. Todos sus antecesores asistentes tenían que aplaudir e inflar su ego porque estos engendros inmaduros y engreídos heredarían sus empresas en el futuro.

Cuando acabó la obra estaba Romina a un costado del telón haciendo el gesto lloroso de un bebé cuando lo están inyectando en el potito. Todos conocían a Romina, esa típica arpía sin sentimientos ante el público que siempre consigue lo que quiere, pero nadie se había detenido a explorar su lado sensible. Le había dolido en lo más profundo de su ser haber quedado relegada en el papel de árbol cuando ella quería ser la princesa de su Gustavo.

-¿Por qué tanto dolor flaca? ¿No usaste condón? –preguntó un actor que la odiaba.  

-Alucina pavo –respondió ella sollozando-, luego le mandó un denso y tupido escupitajo.

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Romina llegó a su casa iracunda y con los ojos colorados. Daba el aspecto de que estuviera lanzada. Ante esta indecente llegada sus papás se mostraron molestos, pero ella los ignoró y entró a su habitación para cerrar la puerta violentamente después. Se sentía como la mujer más miserable en la faz de la tierra hasta que milagrosamente recibió una sorpresiva llamada.

-¿Aló Romi? Antes de que me cuelgues, porque supongo que ya reconociste mi voz, quiero proponerte algo, ya que sé que sientes algo por Gusta –inició Magdalena.

-¿Qué fue? –respondió cortante Romina.

-Voy a ser franca contigo, el se muere por mí, así que lo invitaré a salir. El problema es que yo me muero por Rafa. Si tu lo invitas al cine, yo llevo a Gusta y las dos felices. ¿Qué dices? –Propuso Magdalena-. Sé que interesa.

-Eres más pendeja de lo que creí Magda, pero tenemos un trato –finalizó Romina y cortó sin despedirse.

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El primero en llegar al cine fue Gustavo, el más entusiasta e ingenuo de todos. Era el que tenía todas las de perder según el plan de las chicas. Es cierto que se quedaría con Romina, pero no era lo que él deseaba. No se imaginaba que Magdalena no lo deseaba, ni siquiera le pidió que vaya a recogerla. Ella solo lo veía como la carnada. No se acordaba ni de su nombre, lo conocía como el “como se llame”. “Ya quiero que llegue, ya quiero que llegue”, decía nervioso. Se sintió algo confundido después de varias vueltas, pero finalmente Magdalena llegó.

-Hola… Raf… Gustavo –lo saludó Magdalena.

-Magda, quería darte es… -le dijo Gustavo hasta que Magdalena lo interrumpió.

-Espero que no te moleste, pero invité a Rafa y a una amiga del elenco que seguramente ya conoces –agregó Magdalena.

-No te preocupes, Rafa es mi pata –respondió decaído Gustavo.

Después de esa conversación que dejó desanimado a Gustavo, llegaron Romina y Rafael como ya estaba pactado. Se saludaron entre todos, tardaron unos minutos en la cola, compraron las entradas y se dirigieron a ver la película. Al acabar la función se intercambiaron las parejas como estaba planeado.

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-Pero yo te amo Gustavo –gritó Romina-, no me hagas este daño, soy más tierna de lo que crees.

-A ver, ¡acuéstate conmigo! Pruébalo –exclamó Gustavo-. Me has conmovido, pero necesito que me pruebes tu amor.

Entraron al hotel más cercano con el consentimiento de Romina, quien sabía que los otros dos también se encontraban copulando en una de sus habitaciones. Cuando ingresaron al cuarto Romina se trepó encima de Gustavo y lo desnudó inmediatamente y dio todo de sí para complacerlo. No se preocupó por preguntarle a Gustavo si estaba usando protección. Estaba convencida de que después de más de tres horas de salvajismo entre ellos Gustavo se olvidaría de Magdalena y de que fue su princesita.

-Te amo Romi, estás rica –cuchicheó Gustavo.

Luego entraron Rafael y Magdalena a la habitación del hotel, cada uno con una botella de Whisky en la mano. Magdalena vio desnudo a Gustavo y cambió de idea. Automáticamente se enamoró de él, con el apoyo de su estado de ebriedad. Ante esto Rafael expresó su enojo.

-Yo también amo a Gustavo, ustedes saben que soy gay –declaró Rafael.

Así Rafael fue a la cama a besarlo apasionadamente, tratando de incorporar su lengua sutilmente. Mientras Magdalena y Romina acariciaban sus partes íntimas por turnos.

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El gran Gustavo Gatti se sentía el rey en esa noche hasta que dejó de dar vueltas y vio a Magdalena un poco borrosa. Una vez que ya la reconoció perfectamente se mostró confundido.

-Perdón por la demora Gustavo. Pensé venir con unos amigos, pero me plantaron. Entremos al cine –le dijo Magdalena desconcertada.

El Perú es un país muy creativo y no es novedad que las campañas publicitarias que realizan diferentes agencias en nuestro medio tienen gran éxito. Parte de la estrategia es buscar una identificación con su público objetivo, apelar al sentimiento y emplear alguna canción o jingle que pegue.

En otros países, los televidentes haces ‘zapping’ mientras su programa favorito está en corte comercial; sin embargo, en el Perú la audiencia continúa enganchada en la frecuencia para ver los comerciales pues son entretenidos y tienen carga emotiva, como los spots relacionados con el orgullo peruano y la selección peruana.

El Blog de Topo hace un repaso a los 10 mejores comerciales del año.

El Blog de Topo

1. Todo va a estar bien (Rímac Seguros)

Elaborado por la agencia Robby Ralston, el comercial de la compañía de seguros, muestra que a pesar de todos los problemas, adversidades y accidentes que pueden ocurrirle a una persona, si está asegurado con Rímac, no le va a pasar nada malo. Todo va a estar bien. El uso de la animación y el toque cómico le dan un plus muy importante.

2. Ahorradores (Interbank)

El spot producido por la agencia JWT expone la importancia de ahorrar. Que hay que aprender a valorar a las personas que no se compran cosas lujosas, evitan comer en restaurantes y contratar personal de servicio en sus casas para guardar dinero para los grandes proyectos. Un aporte más a su campaña de ‘El tiempo vale más que el dinero’ porque a largo plazo el dinero le servirá para cumplir sus sueños, ser los ganadores del mañana.

3. Jueves de pavita (San Fernando)

La agencia Circus fue la encargada de llevar a cabo este proyecto que generó gran impacto en la población por la aparición de un niño moreno bailando con gran sazón al ritmo del cajón. La popularidad del spot fue tal que lograron instaurar en algunos hogares la tradición de comer pavita los jueves y hasta convocaron al niño a la concentración de la selección nacional de fútbol para motivar a los jugadores.

4. ¿Lobo qué estás haciendo? (BCP)

La campaña desarrollada por CIRCUS utiliza la popular canción del lobo para explicar que se pueden realizar operaciones bancarias del BCP sin ir al BCP. De esta manera se expone otras opciones como banca por internet, cajero, agentes, entre otros.

5. La franja del aliento (Coca Cola)

De todos los comerciales ‘vende humo’ sobre la selección peruana y su ilusa posibilidad de clasificación al mundial, este fue el mejor. Coca Cola apeló a que no cese el aliento de la hinchada y valoró la franja roja de la camiseta peruana que para muchos es una de las más lindas del mundo.

6. Conectados con el Perú (Movistar)

Esta destacada campaña de publicidad fue realizada por la agencia Y&R Perú en la que mostraba momentos de peruanidad como la narración de un gol peruano por parte de Daniel Peredo o una canción del Zambo Cavero. Para complementar esta campaña Movistar cambió el nombre de la red que aparece en los celulares al lado de las barras a ‘Perú’ como homenaje a la fiesta nacional, 28 de Julio.

7. No estamos locos, somos patas (Pilsen Callao)

La agencia Phantasia asociada a Wunderman se encargó de diseñar el spot de Pilsen Callao en el cual se ve a un grupo de amigos que durante su vida viven momentos de alegría, diversión y anécdotas donde la cerveza Pilsen es una de las protagonistas en su amistad. Quisieron dar a entender que ser verdaderos patas se consigue con la amistad y una chela en la mano.

8. Gigantes de la construcción (Sodimac)

La ferretería Sodimac a través de la agencia Circus elaboró una campaña publicitaria enfocado a los ‘gigantes de la construcción’ o sea a aquellas personas que trabajan en dicho sector como pintores, albañiles o constructores.

9. A tu lado siempre (BCP)

El Banco de Crédito BCP realiza un interesante comercial por su aniversario ambientando el spot con diferentes íconos de la época en la cual se desarrolla la escena para mostrar que el banco acompaña a sus clientes en todo momento con innovaciones para satisfacer las necesidades que el contexto obliga.

10. Trio Bombón (MiFarma)

El comercial ‘Ponte linda, bombón’ trajo varias secuelas que culmina con el trío bombón, el cual apela al doble sentido para promocionar el descuento de la farmacia a los jóvenes mayores de 50 años.

viernes, 13 de diciembre de 2013

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Como todos los años, los vecinos de la calle Monte Umbroso (referencia: cuadra 13 de la Av. Velasco Astete) en el distrito de Santiago de Surco, decoraron sus viviendas, jardines y hasta la calle con luces y originales adornos que llenan de alegría la zona.

El espíritu de la navidad se apodera de todas las personas que pasan por el tradicional paseo de luces navideñas para tomarse fotos y observar los renos en movimiento, nacimientos y papa noeles gigantes.

El Blog de Topo

domingo, 1 de diciembre de 2013

LO BUENO Y LO MALO DE CUMPLIR 18 AÑOS

ESCRIBE: FERNANDO ESLAVA (@topopitt)

Mañana es mi cumpleaños y estoy pasando un agradable momento con mis amigos de la Universidad Católica en el Piano Bar Múnich. El veterano tecladista toca Flaca de Andrés Calamaro mientras que los clientes cantan el coro de la canción a viva voz y los sufridos del amor lloran desconsoladamente en los hombros de sus amigos estimulados por el alcohol. Las botellas vacías de Pilsen, con su verde característico, aumentan rápidamente en la mesa redonda de madera, la melodía acompaña una interesante tertulia con mis compañeros de aula con quienes platico sobre nuestras metas como profesionales festejando que egresamos de Estudios Generales y de paso que, en pocos minutos, cumplo 18 años de edad. Llega la medianoche y mis amigos me saludan efusivamente –Por fin chato, ya tienes 18- acompañando sus buenos deseos con un abrazo que emanaba las ganas de seguir libando. El formal coloquio que sostenemos se va transformando en las típicas conversaciones de jóvenes: sobre sexo, mujeres y acciones épicas, a medida que las birras se iban consumiendo. El pianista se fue, las cervezas se acabaron y la noche de celebración terminó para mí. Mis amigos se excedieron al beber y no tenían ganas de moverse de aquella mesa de madera que rechinaba por la antigüedad de su fabricación. Les dije que iría al baño, pero, en realidad, me fui del Bar Múnich. De cierta forma, me abruma tomar la decisión de dejarlos solos en ese lugar, más aún, por lo difícil que es subir las escaleras ebrio, pero, sé que saldrán bien librados del asunto. Camino solo por la fría acera de Jirón de la Unión. Felizmente ninguna casquivana se me acerca para ofrecerme su servicio sexual para llevar a cabo una sesión amatoria de alquiler. Me percato de lo sucio que mantiene Susana Villarán el Centro de Lima y llegando a la Plaza San Martín tomo el primer taxi que pasa antes que el lumpen se aproveche de mi estado de ebriedad. Mientras paso por la Vía Expresa recuerdo que ya soy mayor de edad, que tengo 18 años, que soy libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende. Debería ser un momento especial -¡Ya puedo hacer lo que me dé la gana!- pero entiendo que todo seguirá igual, que cumplir 18 años no significa nada, que mi vida no cambiará y seguiré subordinado a las decisiones que la sociedad conyugal de mis padres tome. Bajo del taxi en la puerta de mi casa con la convicción de haber festejado por gusto, que la celebración por mi cumpleaños fue una farsa, que no hubo nada que celebrar. Entro a mis aposentos convencido que, cumplir 18 años, es una total estafa. En realidad no soy libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende.

A pesar de estar bajo los efectos del elixir no tengo problemas en sacar una botella de Evian y un paquete de galletas Chips Ahoy! del frigobar de mi alcoba para entrar en un momento de meditación sobre las libertades que me da la ley peruana ahora que tengo la mayoría de edad y me di cuenta que no existe ninguna novedad.

Hace algunos años parte del vacilón de cumplir 18 era obtener el DNI azul, pero, yo ya lo tenía desde los 17. Entonces, pienso que ahora ya puedo ingresar al hotel para complacer a mis lobas y a mi enamorada, pero eso ya lo vengo realizando cada vez que me exigen rugir. ¡Jóvenes arrechos, ese es mi Perú! A partir de la mayoría de edad estoy autorizado para comprar licor y cigarrillos; sin embargo, trasgredir esa norma es una costumbre en La Victoria así que no es nada sorprendente porque desde los 13 años soy cliente de mis ricas gringas helenas. ¡Qué viva súmate +18 y las hipócritas campañas de Backus! Llevo a mi mente entonces que con dieciocho años ya puedo ingresar a las discotecas más paradoras de Lima, pero, también hago memoria que desde los 13 años entro a las perrotecas para chibolos y desde los 16 a todas esas discotecas para adultos como Céntrica, Gótica, Drama, Aura en zona VIP sin corromper al guardia, gracias a que mi amigo Rocco es hijo del gerente comercial y nos mete en lista cada vez que puede. ¡Qué viva la igualdad y el respeto a la ley en nuestro país! Con 18 años por fin tengo permiso para jugar Te apuesto, Ganagol, La Tinka y las Rapitinkas, pero no es novedad porque desde los 5 años juego en la lotería ¡Qué viva la campaña de Juego responsable de Intralot! Al cumplir 18 años ya estoy facultado para obtener mi licencia de conducir y manejar un auto por primera vez, pero, para mí la licencia me la otorgué yo mismo a los 15 años cuando mi primo Jackson me enseñó a maniobrar su Porsche por las callecitas aledañas a la Alameda del Corregidor y ahora hago piques al final de la Javier Prado. Ni siquiera puedo cumplir la promesa que le hice a mi padre de que a penas cumpla 18 años trabajaré y me compraré todo lo que quiera cuando él no me compró el libro original de Harry Potter y la piedra filosofal cuando tenía 7 años Claro está que no pienso trabajar por el momento y seguiré siendo un mantenido por mis padres.

Mi Blackberry vibra. Son mis amigos de la Católica que ya notaron mi ausencia en el Bar Múnich. Seguro ya buitrearon y volvieron a estar conscientes. Recibo varias puteadas por haberlos abandonado, les pido disculpas y atino a justificarme aduciendo que mi madre me llamaba desesperadamente para que regrese a casa. Corto la llamada con el remordimiento de haberme portado como un mal pata, pero entusiasmado por poder seguir descubriendo la verdad a cerca de cumplir 18 años.

Me estoy dando cuenta que cumplir 18 es un mero protocolo, un trámite de la vida que estás obligado a pasar. No es la puerta a la adultez, ni mucho menos a la madurez. No tuve ‘presentación a la sociedad’, ni me regalaron un auto como si lo hicieron los padres de mi vecino Jorge Luis Lindley. Ser un mayor de edad en realidad es un perjuicio, es un momento trágico de tu vida en el que la ley y el sistema te atormenta con los castigos más macabros que puedas imaginar. Ahora estoy obligado a votar en las elecciones. Tengo que decidir quien va a ser el próximo gobernante o asaltante de este país. Además, corro el riesgo de ser elegido miembro de mesa por ser tan sincero al registrar mis estudios universitarios en la RENIEC. Ser mayor de edad implica que te llamen por teléfono incansablemente de algún banco o supermercado para ofrecerte sus estafadoras tarjetas de crédito que te suman en el ahogamiento, la deuda y la crisis económica personal. Cumplir 18 años de edad significa que cualquier error que cometa en mi vida tendré que pagarlo con cárcel, significa que me pueden canear y que si me llevan a la comisaría ya no me derivarán a Familia para que llamen a mis padres y me saquen de ese lugar.

Estoy a punto de quedarme dormido. El reloj LED proyecta en números de color rojos que son las 3:50 de la mañana en el techo de mi habitación. Queda confirmado que cumplir 18 años no sirve para nada, peor aún, te condiciona la vida. Seré un ciudadano con derecho a elegir y ser elegido, pero a mí ¡que me importa la política peruana! si es corrupta e incapaz de solucionar los problemas de este país. Mi mamá se despierta para ir al excusado (es su rutina de las 4 de la mañana), pero antes no duda en acercarse a taparme con la colcha y darme un besito de buenas noches. ¡Qué dulce es mi mami!

El sueño me ganó. Despierto tarde. Mi mamá es la primera que me saluda por mi cumpleaños y me da mi obsequio favorito: una tarjeta de Saga Falabella recargada con 1000 soles para comprar ropa (Billabong, Huntington y RipCurl no más porque DC, Dunkelvolk, Quicksilver, Element y Volcom están en Ripley).  Mi mamá siempre me dice que me da el dinero en plástico ‘para que no me tire el dinero en cochinadas’. Aprovecho su dulzura para pedirle permiso para un viaje, pero ahí se le acaba la dulzura. No me dará permiso para irme de vacaciones a Máncora con mis amigos de promoción porque le da miedo que yo vaya a la playa. Las noticias sensacionalistas de 90 Central la ponen muy nerviosa y cree que su hiperactivo hijo terminará sucumbiendo ante las monstruosas olas del mar de Piura. Cuando tenía 15 años no me dio permiso para ir a un quinceañero en Huaral terminando su sermón con la frase ‘Cuando tengas 18 haces lo que quieras, te vas a la China si quieres’. Ahora que ya cumplí su requisito me dice ‘Tienes 18 años pero igual no te doy permiso porque dependes de mí. Cuando te pagues la universidad, trabajes, seas responsable, te mantengas y no vivas bajo mi techo podrás hacer lo que quieras’. Ay mamá, me hubieras adelantado que esos eran los verdaderos requisitos para poder hacer lo que me dé la gana y ser libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende.

Por lo pronto, no pienso en pagarme la universidad, ni trabajar, mucho menos en ser responsable, mantenerme y mudarme a otra casa. Lo único que seguiré haciendo es ir a tomar las Pilsen con mis amigos de la Católica en el Bar Múnich, pero esta vez con la promesa de no dejarlos tirados en la cantina, sino invitarles la bajada (el rico salchipapón) y continuar libando hasta las últimas consecuencias, como causas, como patas, como hermanos. Así seré libre de verdad. ¡Salud por los 18, chato!