sábado, 19 de abril de 2014

Escribe: Mauricio Chereque L. (ESTUDIANTE DE LITERATURA HISPÁNICA EN PUCP)mauricio chereque lizarzaburu

Quisiera, antes que nada, agradecer a Fernando Eslava por el espacio que me ha brindado en su moderna plataforma “El blog de topo” para opinar sobre literatura, política y fútbol, haciendo un periodismo accesible, juvenil y de calidad.

El nombre de la columna viene a raíz del mayor enemigo de la tinta: el fuego. Y en parte quiero que los artículos que pueblen esta columna sean las cenizas del fuego de la literatura, del fuego del cine, del fuego de la política, del fuego del fútbol.

Mi intención original era extenderme en mi explicación del título de este espacio y sobretodo explicar más detalladamente lo que pretendo con este espacio; no obstante, ayer la triste noticia del fallecimiento de Gabriel García Márquez nos sumió en una profunda tristeza a todos los que tuvimos el privilegio de leerlo y ya que él fue grande, tanto como escritor y como periodista, sería un pecado mortal no dedicarle unas palabras al mayor exponente del realismo mágico, con quien queramos o no todos aquellos que escribimos o practicamos el periodismo estamos en deuda.

Hablar de García Márquez es hablar de Macondo y hablar de Macondo es hablar de “Cien años de soledad” el libro que más veces he releído, siempre hallando una diferente apreciación de una novela que es “El Quijote” latinoamericano. Una novela total que nos sintetiza la historia de la humanidad (incluido su final) con un extraordinario manejo del lenguaje, entretejiendo una historia que quedará siempre en la memoria de sus lectores y trascenderá generaciones y me atrevo decir que hasta siglos, porque “Cien años de soledad” está condenada a una perpetua apreciación y estudios por su n es grandeza y profundidad.

No obstante, no mencionar otras grandes novelas del premio Nobel de 1982 sería mezquino. Una de ellas, la que el mismo Gabo consideraba su obra favorita, “El amor en los tiempos de cólera” es la novela que más me ha tocado sentimentalmente hablando, la historia de la perpetuidad de un amor puro contada de la mejor y única manera que puede ser contada una historia de ese tipo. Y una de las novelas más cortas de García Márquez, de la que puedo decir que fue la primera novela no-juvenil que leí “Crónica de una muerte anunciada” en la que empieza contándonos el desenlace de la misma, entremezclando la ficción con una prosa muy periodística. Pues García Márquez, antes de ser un escritor no fue un académico como Vargas Llosa o Borges, ni un profesor como Cortázar, ni diplomático como Neruda, sino un periodista y uno que no se contentó con narrarnos la cotidianidad de lo real, sino de hacer de lo cotidiano ficción y hacer de este tipo de ficción un emblema latinoamericano que nos identifica y nos hermana a todos como latinoamericanos.

Gracias Gabo!! Por tu maravillosa obra literaria; y gracias al Blog de Topo por esta oportunidad.

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