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jueves, 28 de agosto de 2014

Escribe: Ronny Gamboa (Estudiante de Filosofía en la PUCP)

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Este es el lugar a donde quería llegar, después de tanto recorrido, estoy aquí. Escribiendo y ordenando mis ideas lo más rápido posible antes que se acabe la batería de la laptop, ya que aquí no hay electricidad y para cargar la batería de los aparatos hay que caminar cuarenta minutos para el norte, sin postes de luz. El único foco es el sol por la tarde y la luna por la noche. Me alojo en una casa de adobe y quincha, muy gastados, el techo está hecho de esteras y carrizos, ahí, de noche, caminan las ratas y duermen los murciélagos. La cama se torna demasiado dura, de carrizo también y paja. No es un impedimento para mí, “el hogar es pequeño, pero el corazón es grande” dijo el gran capataz Don Juan, el señor que nos aloja. La casita se encuentra sobre un cerro, aislada, es la única, bajando el cerro hay un canal de agua y más abajo, pasando chacras rodeadas de vacas, se encuentra un gran río.

Estas son algunas cosas de las tantas que puedo rescatar. Es maravilloso el tipo de vida aquí. La naturaleza lleva una gran amistad con el hombre, las medicinas se encuentran dispuestas a curarte de cualquier enfermedad, mi madre naturaleza aún no muere aquí, me siento vivo, aún corren por mis venas las esperanzas de un mundo mejor. La gente aquí es maravillosa, increíble, espectacular, me siento un microbio entre tanta gente buena, todavía no entiendo cómo puede existir gente así hasta el día de hoy. No encuentro las palabras exactas para definirlas, pero lo que fuese, son mi dios.

A las 12 del día, nosotros siempre traemos agua, cortamos leña o cualquier cosa. Depende del día, terminando, siempre subimos a la casa sudados y la señora Simona, mujer de Don Juan, nos espera con la comida lista, nos mata una gallina o un pollo y nos hace un caldo exquisito, increíble, a leña y ollas de barro. Gastón queda como un pendejo al lado de ella. Tres horas del día siempre la pasamos trabajando o ayudando. Al menos yo tengo que hacer algo. A veces me desespero al no poder encontrar algo que recompense la bondad de estos dos señores. Ellos tienen un perro que se llama “Gastelo”. Lloraré cuando me despida de él. Siempre me acompaña a la chacra, al pueblo, al baño, a todos lados. Es un pendejo. A veces le grito porque cuando caminamos por la carretera comienza a corretear a los chivos, los chanchos, etc. Ahora él está a mi costado roncando. Es increíble cuánto me adora. Basta que se me acerque alguien y este pendejo saca el tigre que lleva dentro, le comienza a ladrar hasta que sienta que no sea una amenaza para mí. Amo a este campeón.

A veces subo hacia la carretera a “arrear” las vacas (buscarlas y asustarlas para que bajen a la chacra) y me cruzo con gente que baja de otros pueblos, todos te saludan con un “buenas tardes”. Es increíble. Es ahí en donde me pongo a pensar que mi ciudad (Lima) tiene mucho que envidiar a este gran pueblo. La gente es sencilla, visten de ojotas en los pies, camisas y pantalones sucios, un “bolsico” lleno de cualquier cosa que pueda existir en una chacra y, a veces, arrastrando leña.

Hace un par de días me di cuenta que las campañas políticas no llegan por aquí y, siendo sinceros, uno se puede dar cuenta que este gran terreno no existe en el mapa del gobierno, y si existiese, se hacen los de la vista gorda. La gente es muy pobre, cada cinco minutos me atacan los mil demonios de la impotencia hija de puta que siento al no poder hacer nada. No soporto ver niños descalzos, niñas cargando agua y abuelos trabajando para poder comer. Supuestamente todos somos iguales en derecho. Tenemos derecho a una buena salud, una buena educación y a ser felices, pero justo en noches como estas me pongo a pensar: ¿tienen una buena salud? ¿Una buena educación? No, no quiero imaginar qué es lo que hacen cuando caen en cama por algún accidente o enfermedad que la naturaleza no puede curar. Estoy más que seguro que el profesor del colegio de aquí, por las noches, tiene que ir rumbo a su chacra para poder completar el mísero sueldo que solo le alcanza para poder comer y mantener viva su chacra.

Aquí la realidad es otra, o al menos de la que susurran en la ciudad. No todo es felicidad, aquí se camina debajo del maldito sol para poder tomar agua, se siembra para tener las esperanzas de poder comer y se rinde pleitesía a la lluvia para poder comer. La última pregunta que faltaba la responderé ahora: ¿son felices? Increíblemente sí, es una felicidad rara, pero mejor de la que creo. A pesar de todos estos problemas que aquejan en el pueblo, la gente es capaz de sonreír, capaz de brindarte un plato de comida si lo necesitas, como cuando quise comprar miel y no me la quisieron vender, me dijeron que me la regalarían y yo tan cabrón no quise quedarme con la plata, pero me obligaron a quedármela. Nunca olvidaré cuando me recibieron con un “venga, venga, venga cholito, la casa es acogedora”.

Con todas estas personas es que me siento orgulloso de ser peruano, es más, de tener esa misma sangre. Estoy seguro que esas manos con callos y pies chancados por la chacra valen más que esta maldita mano que escribe sobre una laptop, incapaz de poder sembrar una planta o matar un chivo. No quiero mencionar cómo es la realidad en Lima, aunque debería hacerlo para hacer una contra parte, pero muchos de los que leerán este escrito sabrán cómo es, “un sistema que nos persuade a gastar el dinero que no tenemos en cosas que no necesitamos para crear impresiones que no durarán en personas que no nos importan”.

No intento hacer que de la nada este pueblo tenga dinero, yo no le pondría una fábrica y que todos trabajen en ella para que tengan un sueldo si fuese un gran empresario. No haría eso, porque para mí, ellas son las que controlan el mundo, las que crean las injusticias y desigualdades, haciéndonos creer que nosotros necesitamos de ellas, pero no es así, ellas necesitan de nosotros. Gracias a esta gente nosotros tenemos un plato lleno de arroz con papas o verduras. Al menos le debemos mucho respeto, tanto a ellos como a su naturaleza, sus tierras. Siempre al ver tan lindo paisaje me acordaba del discurso de Alan García, ex presidente del Perú, titulado “El síndrome del perro del hortelano”, en este discurso afirmaba que hay millones de hectáreas para madera que están ociosas, otros millones de hectáreas que las comunidades y asociaciones no han cultivado ni cultivarán, hay muchos recursos sin uso, todo esto por ociosidad. Este decía que es una vergüenza que Chile exporte dos mil millones de dólares en madera sin tener una hectárea de Amazonía, “este es un caso que se encuentra en todo Perú tierras ociosas porque el dueño no tiene formación ni recursos económicos”.

Quisiera que Alan García tenga un viaje hasta aquí, estoy seguro que ni siquiera sabe que existe tan hermoso lugar, pues estas tierras, ociosas para Alan García, son el pilar de vida para esta gente, estas montañas verdes que rodean esta casita son sus dioses y aún le rinden culto para que sus tierras produzcan, para que llueva, puedan tomar agua y rieguen sus frutos. Ahora sé qué es ser campesino, es vivir con los pies en la tierra, esta gente aquí nace y también muere. Aquí están sus ancestros, sus dioses, sus sueños por cumplir y sus sueños frustrados, aquí están sus risas y sus lágrimas.

Ya estoy cansado de tanto floro político. He escuchado tantos discursos sobre avances económicos pero todo aquí sigue igual, la gente sigue cosechando para poder vivir. Esta noche me toca estar aquí, tratando de encontrar la utopía del comunismo, entre paisajes y riachuelos, ser todos iguales, que nadie sea rico ni pobre, que todos tengamos absolutamente las mismas oportunidades sin necesidad del egoísmo, sin la explotación del hombre, que el Estado por fin se preocupe por el campesino, le eche una mirada a su agricultura, a sus niños, si las cosas se cumplieran tal y como vociferan sus discursos, de seguro las manos de esta gente no estuvieran tan gastadas. Esta noche me toca estar aquí, escribiendo bajo la luna y tatuándome el alma.

jueves, 14 de agosto de 2014

Escribe: Fernando Eslava

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Luego de un intercambio de correos electrónicos con el equipo de campaña de Lucía Ledesma llegué a las 10 de la mañana junto a Ángel al cruce de las avenidas México y San Pablo en el corazón de La Victoria. Las calles del distrito lucen cada vez más tristes, como si la autoridad municipal se hubiera olvidado de sus vecinos. La basura junto con la sensación de poder ser asaltado en cualquier momento me hacían reflexionar sobre la importancia de cambiar de alcalde de inmediato. La Victoria, un distrito pujante, de emprendedores y valientes merece más obras, seguridad y limpieza.

La candidata del Partido Popular Cristiano (PPC) a La Victoria convocó a sus simpatizantes a una caminata por las calles del distrito rumbo al terminal pesquero. Cerca de las 11 de la mañana la banda de música que acompañaría a la arquitecta inició su repertorio. Algunos seguidores de la pepecista entregaron volantes a los vecinos que transitaban por la avenida San Pablo. Con polos verdes y muñecos del símbolo partidario darían inicio a su actividad proselitista. Hasta que Lucía llegó y tuvo la cordialidad de responder nuestras preguntas, principalmente enfocadas a la juventud victoriana.

Entre varios temas, conversamos acerca de los principales problemas que azotan al distrito y presentó las soluciones que se harían realidad en un eventual gobierno suyo. Ofreció un monitoreo de la delincuencia a través del serenazgo y cámaras de videovigilancia así como la creación de un sistema de prevención del delito en el que trabajará junto a la familia, las mujeres, los niños y jóvenes. Prometió brindar capacitaciones y becas a los jóvenes y promover el deporte mediante la construcción de polideportivos. Cuando culminó la entrevista le entregué un pequeño presente a Lucía agradeciendo su tiempo y quedé convencido que con este video aportaré al debate y la exposición de propuestas para que los vecinos puedan decidir informados.

A continuación te presentamos la entrevista en HD en el que te enterarás de sus propuestas para mejorar el transporte, la limpieza, la recuperación del espacio público y su iniciativa de convertir a la avenida Arriola en una vía verde y ordenada.

ENTREVISTA EXCLUSIVA A LUCÍA LEDESMA (Míralo en HD)

El Blog de Topo HD

lunes, 11 de agosto de 2014

Escribe: Fernando Eslava (Exalumno de Henry Pease)

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El domingo a la medianoche me entero vía Twitter del sensible fallecimiento de Henry Pease, un político-intelectual valiente luchador de la democracia. Me encontraba escribiendo un artículo sobre las elecciones municipales, pero, decidí cambiar el rumbo de mi columna y rendir un merecido homenaje a un hombre que entregó muchos años de su vida al servicio ciudadano. Su deceso constituye una invalorable pérdida para el Perú.

Henry Pease debe ser recordado como una persona íntegra y un político honesto, fiel a sus convicciones que supo trabajar con coraje hasta en las situaciones más adversas. Pease García lideró una marcha por la paz contra Sendero Luminoso, logró que el Congreso Constituyente fujimorista apruebe iniciar una investigación parlamentaria sobre la matanza de 9 estudiantes y un profesor de La Cantuta cuando una nota enviada al parlamentario izquierdista narraba los terribles sucesos y señalaba responsables. Henry Pease fue parte de la mesa directiva del Congreso en los difíciles tiempos del gobierno de transición de Valentín Paniagua luego de la caída del régimen de Alberto Fujimori.

Durante su desempeño político fue consecuente con sus ideas. Desempeñó como teniente alcalde de Lima entre los años 1984 y 1986, fue congresista de la República entre el 1992 y 2006 y presidente del Congreso para la legislatura 2003-2004. Conocido por su oposición al fujimorato, el fortalecimiento de la institucionalidad y la defensa de la democracia, Pease, fue profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) desde 1971 dictando diferentes cursos durante 43 años de forma ininterrumpida. Era un clásico docente de Realidad Social Peruana en Estudios Generales Letras y Director de la Escuela de gobierno y políticas públicas de la PUCP. Sin duda dueño de una mente prodigiosa y una calidad humana intachable de la que carece la clase política actual.

HASTA SIEMPRE, PROFE PEASE

Cuando decidí postular a la PUCP en el 2012 y leí la parrilla de docentes, encontrar a Henry Pease en la lista fue como un sueño hecho realidad. Desde mi primer día en Estudios Generales Letras tenía en mente llevar Realidad Social Peruana en el segundo ciclo con ''HP'' (como firmaba sus correos). En el 2013 lo hice realidad y fui su alumno siendo testigo del amplio manejo de los temas y, con su oportuna oferta de datos históricos a la mano, entregaba un preciso análisis que enriquecía con su vasta experiencia. Fue un lujo que haya sido mi profesor, aunque a veces no compartía sus ideas, se le escuchaba bajito a pesar de usar micrófono y me sentía saturado con las 1000 páginas en dos tomos que nos mandaba a leer para controles de lectura sorpresa. Henry Pease siempre tuvo muchas cosas que enseñarnos. No solo conceptos, también investigación. Cuando no pudo acudir a clases por un problema de salud dictó la clase vía Skype. Siempre fue muy respetuoso con todas las opiniones, respondía todas las preguntas amablemente y al final de una participación que aporte al debate asentaba la cabeza con una ligera sonrisa. Eso bastaba. Una sonrisa de Pease.

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Una de sus últimas publicaciones fue ''La política en el Perú del Siglo XX'' escrita junto a Gonzalo Romero la cual leí íntegramente y se la alcancé para que me la firmara. ‘A Fernando con esperanza’ escribió el profe. Cuando acabó el curso, todos nos paramos para aplaudirlo. Alguna vez lo ayudé con su bastón, mientras que otro compañero lo asistía con su silla de ruedas eléctrica. Aprobé con 16, me sentí feliz. Luego, asistí a una ponencia que brindó sobre  partidos políticos en la sede del Jurado Nacional de Elecciones y pude realizarle una pregunta que compartí en este blog sobre el caudillismo y la participación de jóvenes en política. Ocasionalmente me lo crucé en el campus para hacer alguna consulta. La última vez que lo vi fue hace poco más de un mes. Lo saludé como siempre, con el agradecimiento y admiración por todos los saberes impartidos.

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HENRY PEASE RESPONDE AL BLOG DE TOPO

EL BLOG DE TOPO

¡Hasta siempre, maestro!

sábado, 9 de agosto de 2014

Estamos a dos meses de las elecciones municipales y regionales del 5 octubre y los candidatos tienen que agotar todas las estrategias posibles para conseguir los votos que le den el triunfo. La ciudad está abarrotada de gigantes paneles que promocionan alguna candidatura y no existe poste de luz que no cuelgue algún cartel con propaganda política. En el intento desesperado de hacerse conocido algunos candidatos lanzan propuestas descabelladas o diseñan polémicos paneles para captar la atención del elector.

Atrás quedaron las épocas del candidato a alcalde de Lima (que hoy repite el plato), Álex Gonzáles, que prometió helicópteros que vigilen la ciudad durante el debate del 2010 o  cuando el candidato presidencial, Ricardo Noriega, utilizó un chicote para ‘castigar a los corruptos’ en el 2011. Hoy se hablan del candidato que ‘cacha con el pueblo’ o del candidato de las cejas. El Blog de Topo ha preparado una lista con las campañas más creativas de la presente contienda electoral.

¿CACHA CACHERO?

Esteban Cacha es un candidato del movimiento MANPE que postula a la alcaldía provincial de Santa en Áncash, pero lo más llamativo es su peculiar apellido: Cacha. Cualquiera lo relaciona con el verbo cachar, que en el habla popular, significa tener relaciones sexuales. En la propaganda, el político juega con su singular apellido y le pone énfasis agrandando el tamaño de este, prestándose a un doble sentido. Su lema ''Esteban Cacha con el pueblo'' podría referirse a que él apoya a sus conciudadanos, pero, también podría interpretarse que Esteban mantiene un coito sexual con sus vecinos.

El Jurado Electoral Especial de Santa obligó a Cacha el retiro inmediato de esos paneles publicitarios alegando que atenta contra el reglamento electoral. Sin embargo, esta situación ha generado risas en las redes sociales. Veremos si esta estrategia hará que el candidato Cacha se cache a sus contrincantes en las urnas.

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ELMO: DE PLAZA SÉSAMO A PLAZA MANCO CÁPAC

Este caso es insólito. Elmo Man es el nombre de un precandidato del Partido Popular Cristiano al cargo de alcalde de La Victoria. El pepecista no tuvo mejor idea que utilizar a su tocayo Elmo, el monstruo rojo de Plaza Sésamo, en sus carteles publicitarios. ''Elmo es victoriano y es del PPC'', decían sus afiches. Con el transcurrir de la campaña, el ingeniero sacó las fotos del muñeco infantil Elmo y colocó su verdadero rostro. Al parecer, los pepecistas prefirieron al personaje ficticio y su candidatura no prosperó en los comicios internos.

CARTEL DEL CANDIDATO A LA ALCALDIA DE LA VICTORIA ELMO ENRIQUE MAN CORTEZ

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¡VAO COLORAO!

El alcalde de Miraflores, Jorge Muñoz, se sumó a la onda de la cultura fitness y sale en sus paneles haciendo ejercicio. Pero, lo más llamativo, es que utiliza la frase ''Vao Colorao'', una forma criolla y juvenil de referirse a las personas blancas de tez más rosada. Muy ingenioso y pegajoso.

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‘PINGUITA’, EL CANDIDATO QUE LA TIENE CHIQUITA

En el distrito de Pueblo Nuevo, en Ica, un precandidato pintó las paredes con su inusual apelativo: ‘Pinguita’, que hace referencia al pene pequeño, llamando con cariño al órgano viril masculino. Su nombre se llama Víctor Lorenzo Seminario, es docente y aceptó que sea su apodo el que lo haga conocido entre los electores. Le dicen ‘pinguita’ debido a que sus amigos descubrieron que tiene el pene chiquito.

Ica: Conoce a ‘Pinguita’, postulante a la alcaldía de Pueblo Nuevo, en Ica. (Miguel Ángel Ibarra)

JAIME ZEA SE CREE EL ZORRO

La alcaldía de Lima debe ser una plaza muy seria por lo que representa para el Perú. Es la capital de la República, tiene cerca de 10 millones de habitantes y afronta muchos problemas latentes como el transporte y la inseguridad ciudadana. Sin embargo, Jaime Zea, toma con gracia su postulación a ser el sucesor de Susana Villarán en el sillón de Nicolás de Ribera. El pepecista sacó un spot en el cual se compara con pepegrillo y con el Zorro ‘porque defiende a los más necesitados’. Incluso se colocó bigotes.

EL CANDIDATO DE LAS CEJAS

Manuel Velarde, postula por el PPC a San Isidro. Parece que en la interna de ese partido hay la consigna en hacer publicidades insólitas. Velarde tiene las cejas gruesas, casi juntas y bien pronunciadas. Esto lo jugó a su favor y en sus paneles publicitarios coloca unas cejas enormes y la frase ''eficiencia entre ceja y ceja''. Vale, muy creativo.

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SE CUELGAN DE GASTÓN

En los mercados, restaurantes o hasta carretillas los dueños y cocineros lucen una foto con el chef Gastón Acurio. Sucede que para muchos, posar con él es garantía que la comida que ofrecen es de calidad. Bajo esa premisa el candidato a la alcaldía de Victor Larco en Trujillo, Del Vecchio Morillas, pensó que si colocaba a Acurio en su panel iba a poder colgarse de su imagen. Este sujeto postula por Acción Popular, partido del cual es simpatizante el prestigioso cocinero y se especula que podría postular a la presidencia, aunque él lo ha descartado en varias oportunidades.

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INFORMAL Y DESORDENADO

Pepe de la Vega postula a la alcaldía de Lince por Somos Perú. Este candidato quiere mostrar un estilo informal y rebelde propio de la juventud. Posa para la foto en camisa y con el saco afuera colgándolo en el hombro, mismo chibolo que sale de un quinceañero. Con esto quiere dejar en claro que también es full chamba, pero no le gusta el protocolo.

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EL FANÁTICO DEL MUNDIAL

Alonso Tenorio es de Acción Popular y busca en convertirse en el próximo alcalde de Lince. Aprovechó el Mundial y su gusto por el fútbol para salir en su afiche con un balón y luciendo la copa de la FIFA. Asimismo, colocó frases alusivas al deporte rey. Sin duda un gancho para la juventud y los apasionados por la pelotita.

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martes, 5 de agosto de 2014

Escribe: Chiara Hartley Menini (Estudiante de Comunicaciones en UPC)

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No es otra cosa. Sigue siendo la muerte de un inocente. La muerte, como se lee, disfrazada, respaldada por un falso concepto de necesidad, de justicia, pero…muerte al fin y al cabo. Y tengo que decirlo. Sobre todo ahora. Ahora, que el aborto terapéutico ha sido despenalizado en nuestro país. Y sí, no es gran novedad: lo está desde 1924. Sin embargo, recién se ha fijado el protocolo. Y todo ha partido de una denuncia al Estado. Ha partido del miedo. Del mismo miedo que invade al presidente y no le permite ponerse firme y defender la vida. La vida, un derecho de toda persona. El principal. Fijado en el artículo 2.1 de nuestra Constitución. De toda persona, recalco. Grande o pequeña, no interesa, pero persona al fin y al cabo. Y esta es la realidad del Perú ahora: la muerte del ser más indefenso ya está aprobada. Y sí, solo en el caso de que la vida de la madre se vea amenazada, pero… vamos, ¿qué seguirá después? Prefiero no imaginármelo. Y no exagero. ¡Qué conformista me parece querer salvar solo una vida cuando se pueden salvar dos!

Dos, repito. Y es que estamos en pleno siglo XXI. Hay mil y un avances científicos. Por ello, no comprendo cómo es que, a estas alturas, algunos consideren el aborto una terapia. Una terapia que consiste en matar a un ser indefenso. No me lo creo. ¡Qué terapia! Lo reafirmo: matar. Esa es la palabra. Así de fuerte, sin eufemismos de los que se sirven algunas instituciones lingüísticas para suavizar la palabra aborto. Muerte, afirmo con seguridad. Y lo digo porque el feto es persona humana desde su concepción. Y esto no es invención, ni opinión…es ciencia. Evidente, irreprochable. Y si aún así existen algunos que se niegan a creerle; recurro a su lógica con esperanza y les planteo: ¿Puede una vaca, haber surgido como piedra y, luego, haberse convertido en vaca? Suena estúpido. Y sí que lo es. Si un concebido no es persona desde el inicio, no puede llegar a serlo luego. En fin. Solo apelo a esta aclaración para hacer entender, desde el comienzo, que el aborto es arrebatarle la vida a alguien. Por lo tanto, la libertad de la madre no constituye razón válida para considerar el aborto. Porque sí, la mujer es libre; puede decidir. Decidir sobre su vida, sobre su cuerpo. Y es cierto, el concebido está dentro suyo. Dentro de ella, pero eso no significa que sea parte de su cuerpo. No es un apéndice, no es una hernia. Es una vida. Es su hijo. Así de simple.

Volvemos, ahora, a lo mismo, al aborto terapéutico. A ese que no le encuentro razón para que haya sido aprobado. La verdad, no le encuentro razón ni a su nombre. No es terapia, estoy segura. La terapia busca curar, sanar, pero… ¿matar? En ningún caso. Lo peor de todo es que me pongo a pensar y me pregunto: ¿no se aprovecharán más del término “terapéutico” para ampliar la ley? Me explico: lo que planteo es si luego no vendrán algunos que digan que el aborto “terapéutico” no debe aplicarse solo en el ámbito de la salud física, sino también mental. Bajo esta idea se aprobaría cualquier aborto. Aunque, de manera especial, en el caso de violación. Y ahora sí estoy más preocupada. Insatisfecha, decepcionada. Pero en fin, prefiero no adelantarme; hablar de lo que tenemos hasta ahora. Que en sí, ya es suficiente para indignarse. Y no, no me cabe en la cabeza la idea de elegir entre una vida y otra. Vamos, ambas son vidas. Vidas con un mismo peso, con un mismo valor. Por lo tanto, un médico debería tratar un embarazo riesgoso teniendo en cuenta que no tiene un paciente, sino dos. Uno más indefenso, más vulnerable, pero igual de valioso. No debería de aprovecharse de eso.

Ahora, me parece importante hacer una distinción. Una diferenciación entre una verdadera terapia y un aborto. Porque claro, existen terapias lícitas para tratar situaciones en las que la vida de la madre corra peligro. Estas van muy bien direccionadas. Su intención es claramente sanar. Ahora, que como consecuencia se pueda producir el fallecimiento del concebido no significa que esto se quiera desde un inicio. Lo que se busca es curar. Por ello, a pesar de que la terapia se convirtiera un “arma de doble filo”, este hecho no resultaría repudiable. No hay que confundir; no es lo mismo. En el aborto “terapéutico”, se fija un día para eliminar la vida del concebido, se planea y se sabe el resultado: la muerte del bebé. En las terapias lícitas, se plantea un tratamiento, en el que se busca salvaguardar ambas vidas. Que alguna de ellas se pueda perder en el camino es una consecuencia no querida. Que quede claro.

Y bueno, esta es la situación. ¿En qué se está convirtiendo el Perú? Sería bueno que todos se lo preguntaran. Especialmente aquellos que han apoyado con tanto ánimo la despenalización. Es lamentable lo que ocurre. Pero, vamos, no hay solo que lamentarse. Hay que denunciar, hay que defender el valor de la vida. Sin el miedo del Estado y con la convicción de que el matar no es terapia y, menos, un derecho. Hay que pronunciarse con la esperanza de que la democracia se haga real y seamos escuchados. Es lo que queda.