martes, 23 de junio de 2020

Escribe: Fernando Eslava (@topopitt)
La Federación Peruana de Fútbol anunció que el 07 de agosto es la fecha esperada por todos los amantes del balompié nacional. El último día del mes de julio volverá a rodar la pelota en nuestro país y con eso se reanudará el Torneo Apertura de la Liga 1, luego de la paralización por el Estado de Emergencia que vive el Perú debido a la pandemia del Coronavirus. 
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En líneas generales, para los hinchas de los clubes que disputan el campeonato local, debería ser una gran noticia la reanudación de fútbol profesional; sin embargo, este acontecimiento no es tan feliz como parece por una sencilla razón: no habrá público en los estadios. Quizá para quienes siguen los partidos por televisión no habrá ninguna diferencia, pero justamente nos estamos refiriendo a los hinchas y los que ven los partidos por televisión no lo son. 

De acuerdo con José Garriga, el hincha es aquella persona que con lealtad y fervor participa de la celebración en el estadio, grita, salta y se estremece con cada suceso durante el partido. Entonces, un hincha para llamarse como tal debe tener un nivel de identidad y compromiso con su club que le exija estar presente en la mayor cantidad de partidos posibles y ser parte del espectáculo. En ese sentido, al no haber público en los estadios no habrá hinchas y al no haber hinchas el espectáculo pierde valor. 

Muchas personas pensarán que el espectáculo del fútbol sólo sucede en el césped del terreno de juego cuando 22 jugadores se enfrentan detrás de un balón. En efecto, esa es una parte del espectáculo. Sin duda, los hinchas o mejor dicho su conjunto, denominado ‘la hinchada’, son la otra parte que complementan el espectáculo futbolístico. La hinchada es aquella capaz de transmitir la identidad, la historia y los valores que son propios del club por el que hinchan. Josué González señala que las hinchadas son los cuerpos que se reproducen y otorgan significados a todo un conjunto de creencias, ideas y prácticas en torno a un club. Pero ¿dónde lo manifiestan? Muy simple: en cada partido de fútbol. 

Son los hinchas quienes hacen tangible la identidad, la historia, los valores y los relatos que se tejen en torno al club de fútbol. Son los encargados de aterrizar y hacer realidad lo que está en las palabras, en las revistas antiguas y en las mentes de todos los aficionados (incluyendo hinchas y simpatizantes). ¿Cómo lo manifiestan? En sus cánticos, en sus banderas, en sus telas, en el ritual que implica ir al estadio: ponerse la camiseta, agruparse con los otros hinchas, hablar del equipo en el camino, imaginar la alineación, entrar al estadio cantando y saltando, recordar a los ídolos, celebrar un gol y confundirse en un abrazo. Asimismo, todas esas acciones son un espectáculo en sí mismas y se complementan con los instrumentos musicales, los gritos de aliento, los picapica y los mosaicos. En una frase: la fiesta en las tribunas. 

Por ello, lo que veremos a partir del 07 de agosto es una parte del espectáculo, pero no completo porque tendrá la ausencia de un elemento fundamental como son los hinchas. Ahora, ¿serán los hinchas solo una parte del espectáculo? Por supuesto que no, el rol del hincha va mucho más allá: es el jugador número 12. Quizá esta frase suene cliché o muy romántica, pero el jugador número 12 sí juega. ¿Qué jugador no quisiera escuchar que una masa gigante que piensa y cree en lo mismo que tú te aliente noventa minutos sin parar? Ahí está la gran diferencia entre los que juegan en un club grande y los que juegan en un equipo poco representativo. Son de esas cosas que el dinero no puede comprar. 

De igual forma, lo dicho en el último párrafo podría ser entendido como una idea del autor de este artículo, pero analizando estudios más profundos nos damos cuenta que vamos por buen camino. Stephen Dobson y John Goddan precisaron en The Economics of Football que jugar de local produce cuatro efectos. Para este artículo haremos hincapié en dos: uno es el efecto motivador del público. El aliento del público con sus cánticos y arengas genera ese ‘plus’ que el futbolista necesita para meter más garra o más corazón en los partidos. Es que jugar con su gente hace sentir al futbolista arropado. Es como cuando uno está en su propia casa. El segundo efecto es la intimidación del público sobre el equipo visitante y los árbitros. El hincha no solo defiende a su equipo, sino también ataca al rival, al que considera una amenaza para los suyos. El hincha forma un antagonismo hacia ‘el otro’, el cual construye su identidad en otros atributos que pueden ser opuestos a los del club con el uno se identifica. Con respecto a los árbitros, también se los presiona o como popularmente se dice, se los ‘ajusta’ con el objetivo de evitar que sus decisiones perjudiquen al equipo local. 

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La última gran pregunta cae por su propio peso. ¿Podrán los hinchas influir en el resultado de un partido? Es una interrogante difícil de responder. Pero, muchas veces hemos visto como un equipo reacciona y saca adelante un partido perdido cuando su hinchada comienza a ‘meter’. Es por eso que cuando un equipo está perdiendo son los barristas líderes quienes comienzan a ‘guapear’ al resto de los hinchas para que canten, culpándose también del resultado y haciendo viva la relación ‘hinchada y jugadores son uno solo’. 

En efecto, la estadística nos da una luz de que en Sudamérica pesa bastante la localía. Mucho más que en otros continentes. Y es en parte porque las hinchadas en Sudamérica son mucho más apasionadas que en otras regiones. Según una investigación de Richard Pollar de la Universidad Politécnica de California y de Miguel Gómez de la Universidad Politécnica de Madrid, el 71.5% de veces los equipos locales obtienen un mejor resultado que los equipos visitantes. Este estudio se realizó entre el 2006 y el 2012 luego de analizarse 170,000 resultados. 

Finalmente, el balón volverá a rodar el 07 de agosto, pero nada será igual que antes. Se devolverá la mitad de la emoción. Volveremos a ver a 11 jugadores enfrentando a otros 11, pero la emoción completa nos la devolverán cuando los estadios vuelvan a estar llenos de hinchas. No de público, sino de hinchas. Porque los estadios no son un teatro y son espacios (o deberían ser) llenos de gente dispuesta a saltar y a gritar por su equipo. Será el día en que los hinchas se reencuentren con su club y con sus jugadores cuando realmente haya regresado la fiesta del fútbol y sería aún mejor que este retorno sea con instrumentos musicales, banderas y todo lo que una verdadera fiesta del fútbol merece. Por el momento solo nos queda esperar, aún hay un tema mas importante que resolver y es evitar la propagación del Coronavirus. 




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