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domingo, 30 de agosto de 2020

Escribe: Fernando Eslava (@eltopoperu)

Cuando se mira un partido de fútbol, lo primero que capta la atención son los 22 jugadores corriendo detrás de un balón. A veces causa impacto la hinchada si canta muy fuerte o el árbitro si está errado en sus decisiones, pero generalmente los protagonistas siempre son los futbolistas.

Si se quiere mirar al fútbol desde un punto de vista económico, saltan a la vista los millonarios sueldos de los jugadores y si se quiere encontrar a las personas que se benefician de la actividad deportiva, siempre aparecen los nombres de los dirigentes de clubes, presidentes de las federaciones, la FIFA y las grandes empresas privadas que patrocinan a los equipos.

Pero hay detrás una larga lista de personas, principalmente locales, que viven día a día del fútbol y que, mientras los millones de hinchas gritamos y saltamos como locos para lograr darle ánimos a nuestro equipo y preparar las gargantas para estallar en un grito de gol, ellos están buscando las mil y un formas para capitalizar y rentabilizar a su favor cada minuto que pasa cuando se enciende la magia del fútbol en la alfombra verde.

Quizá muchas veces no los ven, quizá pasan desapercibido o no se los considera importantes, pero de todas maneras ellos también son parte del espectáculo deportivo. Formales o informales, reconocidos o no reconocidos, muchas personas locales viven del fútbol. Y resalto personas locales, porque tal vez no nos hayamos dado cuenta, pero además de las grandes empresas o dirigentes existe un gran número de personas (emprendedores, como ahora se les dice) que se sirven del fútbol como una herramienta eficaz de crecimiento económico para ellos y sus familias.

Pensemos en el recorrido que se hace cuando se va al estadio. Si se llega en un auto privado, existe la necesidad de encontrar un estacionamiento, espacios tan necesarios que escasean en las grandes urbes. ¿Qué se hace cuando no hay una playa de estacionamiento? Fácil. Se parquea el carro en la calle, aunque no sea tan seguro. A partir de ello surge la figura del ‘guachimán’ o ‘vigilante’, emprendedor importante el día del partido, porque será el encargado de cuidar tu vehículo estacionado en cualquier parte de la vía pública. Este hecho es muy común en los alrededores del Estadio Monumental o del Estadio Nacional de Lima, aunque bien puede suceder cerca de cualquier estadio situado en una ciudad.

Ahora, pensemos en que no usamos auto para ir al estadio. Fuimos caminando. En las calles próximas al coloso es posible percibir un clima de tradiciones relacionados con el club local y que generan un ingreso económico a los vecinos del estadio. En el barrio de Boca en Buenos Aires, específicamente en la zona de Caminito, muchos negocios están inspirados en el club xeneize. Restaurantes, bazares de souvenirs, cantinas para ver el partido en pantallas gigantes, entre otros, pintados con murales alusivos al club están repletos de gente antes y después de un match en la Bombonera.

Algo similar sucede en La Victoria en Lima, específicamente en el barrio de Matute, donde actúa de local Alianza Lima. Varios ‘emprendimientos’ como cevicherías y locales para beber cerveza con televisores grandes entre banderas y pintas del club blanquiazul son comunes funcionando durante el día del partido carca del estadio Alejandro Villanueva. Sin duda, equipos de alto arraigo popular como Boca y Alianza son capaces de activar la economía local de un barrio, mientras que el hincha disfruta de una experiencia única.

Mención especial merecen los vendedores ambulantes que se ubican en los exteriores del estadio. Afuera del Campeón del Siglo, casa de Peñarol, o cerca a los accesos del mítico Estadio Centenario en Montevideo es clásico ver a la retahíla de vendedores de pan con chorizo que se ganan peso a peso la vida, satisfaciendo el hambre de miles de uruguayos apasionados. En Lima pasa lo mismo. Cerca de Matute, barrio de Alianza Lima, abundan los vendedores de anticuchos, arroz chaufa, hígado frito u otro tipo de comida callejera en carretillas dispuesto a colmar el placentero deseo de saborear un plato de comida a cambio de algunos soles. Colocamos estos casos por sortear un ejemplo ya que son parte de una realidad que puede ser compatible en múltiples lugares del globo.

Similar a este tipo de venta ambulatoria también se destacan los vendedores de camisetas alternativas, souvenirs, gorros, vinchas, banderas y otros que, si bien no dejarán ningún ingreso a los clubes, sí lo harán a sus familias y de alguna manera permitirán que un grueso de hinchas acceda a productos que le generen mayor identidad con su club que, debido a su escaso ingreso económico, les resultaría imposible adquirirlo en una tienda original.

Otro tipo de emprendimiento local vinculado al fútbol que aún no ha sido desarrollado a plenitud en Sudamérica es el turismo por fútbol que está limitado solo a competiciones como la Copa América, con ciertas excepciones como sucedió en Buenos Aires y en Lima por las finales de la Conmebol Libertadores 2018 y 2019. Aunque, al margen de ello, sí existen personas que realizan turismo local e incluso regional para seguir a su equipo en la liga nacional y en la Libertadores o Sudamericana.

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El turismo local por fútbol comprende principalmente el servicio de hotelería, alimentación y en algunos casos, transporte. No sabemos con exactitud cual es el porcentaje de viajes realizados teniendo al fútbol como principal motivación, pero sí es posible observar como hinchas y barristas de los clubes más populares viajan de ciudad en ciudad acompañando a su equipo, evidenciado por las telas que se cuelgan en las mallas de las tribunas en los estadios. Estos viajes dejan un ingreso importante a quienes se dedican a esta actividad económica.

Todo lo expuesto anteriormente sucede fuera del estadio. Ahora, pensemos dentro del estadio, donde la actividad es más formal (aparentemente). En todos los estadios del mundo existen vendedores de gaseosas, snacks, pop corn, cerveza (en países donde está permitido). La gran mayoría de ellos son personas independientes que invierten su dinero en productos que ofertan durante el partido. Por otro lado, también están los periodistas digitales o los denominados ‘prensa independiente’ que ofrecen contenidos alternativos a los medios de comunicación tradicionales y obtienen réditos comerciales en sus plataformas digitales en torno a la información que encuentran dentro del estadio.

Como se ha intentado visibilizar en este artículo, el fútbol es mucho más que una simple actividad deportiva ya que permite el crecimiento económico de miles de emprendedores locales. Sin embargo, debido a la coyuntura de la pandemia de la Covid-19, ellos están impedidos de jugar su partido. En varios países del continente ya se reanudó la liga local; no obstante, para los emprendedores la competición aún no ha vuelto a comenzar, porque mientras que no haya público, sus pequeños negocios estarán desactivados y con eso su economía familiar seguirá peleando los últimos lugares de la tabla.

Lo que he querido lograr con este artículo, querido lector, es visibilizar a los invisibles del fútbol, porque si bien el balón ha vuelto a rodar, está rodando solo para algunos y no para todos. Por eso, la fiesta aún continúa incompleta, porque si bien los hinchas aún no pueden retornar al estadio por un tema sanitario, se ha dejado de lado a un grupo importante de personas que viven del fútbol, a pesar de que cualquier decisión que pase por manos del Estado, debería tener como objetivo tratar de beneficiar a todos. Y cuando decimos todos, nos referimos a todos.