miércoles, 4 de septiembre de 2013

Los limeños (para bien o para mal) desde la época de la colonia nos caracterizamos por ser criollos, ‘vivos’, ‘moscas’  y por haber hecho de la pendejada nuestro estilo de vida. Acá lo que vale es la ley del más fuerte, del que tiene más poder, del más avezado a trasgredir las normas, del que le saca la vuelta a la ley y hace lo que quiere para imponer su beneficio personal.

A menudo nos quejamos de los actos de corrupción y ‘repartijas’ de nuestros representantes políticos; de las coimas de los policías y de las omisiones tributarias por parte de empresas privadas. Condenamos a los involucrados de estos casos tachándolos moralmente e invalidando su conducta.

De la misma forma nos molestamos y rechazamos a las personas que se meten en nuestra cola sin respetar el orden establecido, quienes causan accidentes por manejar en estado de ebriedad o quienes se ven beneficiados por un ‘conocido’ en perjuicio de otras personas.

Sin embargo, cuando los infractores o beneficiados por la pendejada somos nosotros la crítica moral que emprendemos se esfuma para reírse, festejar y celebrar el haber burlado a las normas, aquellas que regulan nuestra vida para lograr vivir en armonía y orden.

El Blog de Topo les presenta una selección de 10 normas que no nos gusta cumplir.

1. Bajar/Subir en el paradero establecido

Los pasajeros generalmente superponen su necesidad de que el bus le deje más cerca al lugar donde se dirige frente al valioso tiempo de los pasajeros de otros buses. Poco le importa generar tráfico exigiendo al chofer que lo deje o recoja en paraderos prohibidos.

2. Usar lo puentes

Letreros como ‘Cuida tu vida’, ‘Usa el puente tu familia te necesita’  no logran persuadir al peatón para que evite cruzar por una vía rápida y emplee el puente peatonal. El más ‘vivo’ para ahorrar tiempo (en realidad idiota) no duda en cabrear los carros para pasar más rápido. Recuerda: ‘Más vale perder un minuto en la vida que la vida en un minuto’’

3. Respetar el asiento reservado

Hacerse al dormido o ponerse audífonos son algunas de las estrategias más conocidas de los jóvenes para evitar ceder el asiento a un discapacitado, embarazada, madre con hijos o adulto mayor. Esta es una ordenanza municipal, por eso algunas a regañadientes la cumplen, sin embargo se debería aplicar por una cortesía, por una norma social.

4. Hacer una cola

A nadie le gusta estar parado en una larga cola por muchas horas y en algunos casos soportar el calor. No hay ninguna ley que disponga que el que llega primero debe ser atendido primero, pero la tradición lo ha impuesto así. Esta norma social debe ser respetada; sin embargo, hay quienes se meten a la cola porque vieron a algún amigo o simplemente compran el sitio, como sucede en el estadio o en los conciertos.

5. Pagar entradas

El limeño al parecer no le gusta gastar dinero y prefiere que alguien ‘lo patrocine’. Es más criollo aquel que obtiene un beneficio sin invertir nada. Es por eso que en el bus nos hacemos los dormidos, nos ubicamos mal fondo o cogemos un boleto del piso para no pagar pasaje; en la discoteca buscamos a algún conocido para que nos ponga en lista, nos colamos a las fiestas que no nos invitan, entramos al estadio con la segundilla o busca a algún ‘padrino’ que les haga pasar.

6. Esperar cumplir 18 años para comprar alcohol o tabaco

Lo prohibido siempre genera más atracción. Se siente adrenalina el hacer lo incorrecto, se siente más malo, menos ‘alegre’, menos ‘pavo’, más valiente. Es por eso que ningún adolescente espera cumplir la mayoría de edad (como estipula la ley) para comprar licor o cigarros. Los vendedores y los padres de familia apañan esta situación, por lo que a partir de los 14 años es muy fácil acceder a estas sustancias.

7. Evitar vender/consumir drogas ilícitas

A medida que uno va creciendo el conseguir drogas lícitas ya no tienen la misma adrenalina. Es por eso que se busca ir más allá. El instinto animal del hombre que encuentra placer en lo restringido en algunos casos lleva a consumir droga. En el Perú no es un delito el consumo de marihuana o cocaína, pero sí está mal vista por la sociedad y por las normas morales. A pesar de ello hay quienes incluso comercializan entre sus amigos bates para lanzar y ‘polvito blanco’ para ‘parchar’ lo cual sí está penado por la ley. Algunos ven esto como signo de poder y dinero, pero pueden pagarlo con muchos años en prisión.

8. No manejar en estado de ebriedad

Es difícil no tomar licor en una reunión y menos ser el amigo elegido. A pesar de ello existen algunos tercos que prefieren regresar a sus casas al volante y no son consientes que pueden causar un accidente.

9. Evitar ‘robarle’ el carro a papá

Para cualquier adolescente es una hazaña robarle el carro a su papá y a pesar de no tener brevete llevar a sus amigos en la caña para tomar unas chelas o llevar a la enamorada a la Costa Verde para manifestar con una sesión amatoria sexual improvisada el afecto que se tienen. Lo que a veces no piensan es que lo puede parar un policía y causar una grave infracción.

10. Comprar cosas originales

Casi nadie compra un CD, DVD o libro original. Parece que la piratería ha abarcado un imperio en el mercado peruano y hay algunos que lo ven como algo normal. Vale destacar que la piratería es un delito y perjudica los derechos de autor de los compositores y escritores.

‘El que no es conchudo, muere cojudo’-Susy Díaz. ‘Filósofa’

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