No hay comparación con ese sentimiento, con esa pasión que es ir al estadio a ver un partido de fútbol, un partido de vóley (coliseo en ese caso), ver a tu equipo o a tu selección.
No puedo decir que me he escapado de mi casa para ver un partido de fútbol como Jaime Bayly (cuando tenía 14 años escapó de casa y se fue a ver el Cristal-U) pero me considero una persona que las pocas veces que fui a ver un partido lo hizo con alegría, coraje y ganas de ver ganar a mi favorito.
Me gustaría ir cada domingo al estadio, pero las circunstancias no se dan, se puede decir q voy 1 o 2 veces al año, una cantidad nefasta para un muchacho que intenta hablar de fútbol en internet.
Recuerdo que la primera vez que fui al estadio fue de noche, en el Estadio Nacional, el miércoles 11 de febrero del 2004 (tenía 7 años). Alianza se enfrentaba contra el brasilero Sao Paulo que ganó 2-1 el encuentro. Fue mi tío quien me invitó al partido.
El mismo tío me invitó al segundo partido de mi vida (26 de setiembre de 2004), corrí la misma suerte: perdimos. Esta vez 4-3 y de la peor manera porque hasta el minuto 38 del segundo tiempo Alianza le ganaba 3-1 a Cristal, sin embargo en 7 minutos nos voltearon el partido.
Después no fui hasta 2 partidos amistosos benéficos en el Nacional (cancha que conozco y he jugado fútbol ahí). Mis primos me pasaron la voz para el Alianza – Gálvez en Matute por fin fui a un partido donde ganó los victorianos (2-1) y salvaban la categoría.
También asistí al San Martín 1 – Nacional de Uruguay 1 por la Libertadores y este año al Alianza 1 – Bolívar 0.
Ese sentimiento de vibrar en el estadio es incomparable con otros momentos. Quiero cantar las barras, reclamar al árbitro y saltar en las tribunas y gritar Arriba Alianza.
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