domingo, 25 de agosto de 2013

Entrevistas exclusivas a Gastón Cajina (PPC) – 65 años – Ex alcalde de Santa Rosa y  César Combina (PPC) – 25 años

Hoy en día, muchas personas, sobre todo los jóvenes no se interesan por la política, mucho menos, en pertenecer a un partido político donde pueda ejercerla. A pesar que algunos de ellos tienen en mente luchar por sus derechos, trabajar en voluntariados por las personas menos favorecidas y participar en campañas sociales no ven a los partidos políticos con una verdadera preocupación social y no depositan su confianza en ellos para trabajar juntos. Esto está íntimamente relacionado con el mundo actual, pues se priorizan otras cosas dejando a un lado el ejercicio ciudadano que refuerza la democracia. Esta conducta es errónea, pues la política constituye un campo importante en el conocimiento y actuar humano, y es por ello que, con mucha más razón, se debe participar en ella para contribuir con la ciudadanía y el bien común.

Los partidos políticos son un mecanismo real de participación ciudadana pues en ellos las personas se unen en torno a una ideología común para establecer un pensamiento y de esa forma continuar con la historia del país como república democrática. Estos ciudadanos que se adhieren a partidos políticos comparten la creencia en los mismos mecanismos adecuados para el desarrollo del país, así como el modelo económico y el estilo de gobierno.

Los partidos políticos tienen como fin llegar al poder y aplicar sus propuestas e ideas para lograr el rumbo que ellos creen conveniente en el país; para ello deben de tener un respaldo popular que les permita acceder al cargo al que aspiran. Así mismo son un canal participativo entre el pueblo y el gobierno, ya que filtran los pedidos y necesidades de todos los sectores de la población imparcialmente.

En el Perú generalmente no se cumple este concepto y los partidos políticos se llegan a convertir en una suerte de ´´clubes electorales’’ donde solo activan su participación cuando está cerca un evento electoral. Algunos partidos son acusados de ser ´´vientre de alquiler’’ y no respetar una votación interna o la ‘meritocracia’ sino que se ofrece postular un cargo al mejor postor económico. Otros por su parte, llenan la lista de invitados con personajes mediáticos y pocos preparados restando espacio e importancia a sus propios cuadros, que muchos de ellos trabajaron en el campo durante comicios anteriores.

Los peruanos no confían en los partidos políticos. La figura de estos se ha desgastado y desprestigiado en los últimos años. Actualmente son la institución peruana con menos respaldo (13%), sin embargo un 76% los considera importantes[1]. Según el ex secretario de organización del PPC, Gastón Cajina el debilitamiento de los partidos y el surgimiento de movimientos populares es una de las consecuencias lamentables de la época del gobierno fujimorista. Afirmó que Fujimori destruyó los partidos por todo lo que hizo: por la Constitución, el tema de tratamiento a los partidos políticos. Finalizó diciendo que en su momento las elecciones se manipulaban o se ganaban en mesa.

Esto también puede ser el inicio del análisis de por qué en provincia los movimientos regionales se han posicionado por encima de los partidos. Lo que ocurre es que las personas ya no creen en  estos, lo asocian con el fracaso, la corrupción y la deslealtad. Esto sucede porque cuando el elector deposita su voto, deposita un sueño, el sueño que la autoridad elegida solucione sus problemas. Y en muchos casos prometen desmedidamente y no cumplen con lo ofrecido. Es cuando la población se desilusiona, se siente traicionada y defraudada con el político tradicional.

Es por eso que, en algunos casos en señal de descontento social, se elige por la figura de un outsider (Ricardo Belmont, por ejemplo), un ´´candidato independiente’’ o figuras mediáticas, pues lo ven más cercanos, sin la malicia política que poseen los tradicionales.

Los partidos políticos se han desgastado y han entrado en una crisis que parece no tener una luz al final del túnel. Para Gastón Cajina una de las principales causas de este problema son los militantes, quienes no respetan el principio de institucionalidad, el respeto a las formas, a los principios. El ex alcalde de Santa Rosa, señala que los políticos solo buscan sus intereses personales y no el bienestar del pueblo. A causa de eso no les importa su ideología y se da paso al ´´transfuguismo’’, lo cual es una falta de respeto al electorado porque ellos votan por un partido, por una idea, por un estilo, que al final es burlado.

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De esta forma se demuestra que en nuestro país, los partidos políticos no canalizan adecuadamente la voluntad popular. Claros ejemplos son el ´´transfuguismo’’, las promesas incumplidas y el nulo acceso de las personas a participar en política. Mientras César Combina y Gastón Cajina se jactan que en el PPC las candidaturas se definen en elecciones internas, todo el Perú sabe (o tiene la sospecha) que muchos partidos ofrecen estos puestos al mejor postor.

Los partidos políticos, en el Perú, no son un sistema institucionalizado, carecen de seriedad. Algunos parecen un remedo de caudillismo, donde se personaliza la imagen del líder y las decisiones del partido se toman en torno a él, endiosándolo y convirtiendo a sus militantes en fieles devotos. Las fragmentaciones de éstos también afectan a las decisiones que se van a tomar en el ejecutivo, por eso es conveniente formar alianzas o coaliciones para que algunos partidos sobrevivan y si es tiempo electoral, pasen la valla.

El funcionamiento de los partidos políticos debe ser más transparente. Permitir a sus militantes la participación activa en cargos públicos y no limitar a los jóvenes a desempeñar funciones exclusivamente en campañas. Los partidos deben educar al electorado para formar una verdadera conciencia ciudadana en la preocupación para lograr el desarrollo colectivo al establecer propuestas y soluciones para una agenda concertada.

Para recuperar la confianza de la ciudadanía, los partidos deben ser fieles reflejos de la voluntad popular y dar más apertura a la juventud. Precisamente al realizar la presente investigación decidimos tener dos opiniones contrapuestas. La de un conservador de antaño como Cajina, que piensa que los jóvenes deben hacer méritos comenzando a pegar carteles, que considera a Marisol Pérez Tello como una congresista joven y el punto de vista de César Combina, un joven reformista que es crítico de su mismo partido y cree que un cambio generacional sería la solución a esta crisis que viven los partidos.

Los jóvenes deben respetar fielmente los principios doctrinarios del partido al cual se afilien, pero su participación es vital para añadirle oxígeno a la política nacional. Las ganas, ímpetu y honestidad de los jóvenes son la esperanza de ´´limpiarle la cara al país’’. Esta ´´idea bonita´´ se va alejando cuando los políticos antiguos se aferran a los cargos, quitándoles espacio a los jóvenes y esto lo reconoce Combina, quien ha sido testigo de la falta de espacios a los jóvenes en el Partido Popular Cristiano (PPC).

Pero existe otro problema en los partidos políticos, que el PPC vive en carne propia y es la centralización. Dicho problema hace que el Perú no se ha una sola nación y se fragmente. Poco se ha hecho al respecto. Una muestra de ello es que para elegir al presidente del PPC el 50% de los votos son de Lima y el 50% restante de provincias. Cuando solo en Lima viven 9 millones de peruanos y en el resto del país 20 millones aproximadamente. Esta escala no es nada representativa y refleja el fracaso del PPC en el sector rural, serrano y selvático en los comicios presidenciales. Desde su propia concepción interna partidaria, el PPC tiene una concepción centralista y eso es un daño a la institucionalidad de los partidos políticos, pues el PPC no es un movimiento provincial de Lima sino es nacional (o al menos en el papel eso es)

Sin embargo, a pesar de estas deficiencias, los partidos políticos han aportado algo a la construcción de la democracia, y aunque no en la medida esperada, han servido para poner paños fríos a las situaciones difíciles por las que ha pasado el país.

En el caso del Partido Popular Cristiano, Cajina y Combina coinciden en señalar que su aporte más importante al país fue la inserción de la economía social de mercado como modelo económico efectivo. Cajina además señala que la principal virtud del PPC es la decencia y Combina que el partido del mapa siempre ha mantenido una línea coherente y ha dejado trabajar a los gobiernos de turno convirtiéndose en una tercera fuerza de oposición responsable.

Para César Combina existe esperanza en el PPC de revertir la derrota en los últimos comicios, pero lamenta que por una decisión política no se haga. Gastón Cajina considera que el PPC es uno de los pilares de la democracia en el país y según él ha dado la posibilidad de triunfo a otros, como Belaúnde y Luis Castañeda. Como el mismo dice, consuelo de tontos.

Investigación: Fernando Eslava Mendoza

Entrevistas: Mirtha Angulo, Omar Carrillo, Fernando Eslava para el curso Ciudadanía y Responsabilidad Social de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP)


[1] Según encuesta de IMASEN http://www.vanderbilt.edu/lapop/peru/031511.LaMula.pdf

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