Por: Ángel Reyes / El Llanto del Ciego
(Alumno de la Pontificia Universidad Católica del Perú)
Una sociedad utópica es aquella en la que todos viven en un ambiente de paz y armonía, en la que los habitantes se ayudan entre sí para lograr sus objetivos, en la que las sonrisas son más frecuentes y naturales. Obviamente, su mismo nombre lo dice, esta sociedad perfecta es inalcanzable, pues hay varios obstáculos que impiden la consolidación de un proyecto así. En mi opinión, los obstáculos somos muchos de nosotros, quienes habitamos este planeta, ya que hay una gran cantidad de seres humanos que no tienen como prioridad la búsqueda del bien común.
¿Quiénes son?
A estas personas yo las denomino como de malicia alta, debido a que estoy convencido de que constantemente están ideando planes para lograr los grandes objetivos que se van planteando a lo largo de sus vidas, si los consiguen alimentan su ego y liberan de sus cabezas viles remordimientos originados por diversas frustraciones que en algún momento los han llevado a tener una concepción errónea de la razón por la que habitan en este planeta.
No me parece saludable que ellos estén pensando desesperadamente en lograr lo que se proponen a como dé lugar; sin embargo, enfocarse seriamente en un objetivo no es malo, cualquier individuo racional diría que es una característica positiva. Lo que es malo en la mentalidad de un engendro de malicia alta es que nunca piensa en el bien de sus semejantes; siempre se centra en sí mismo; y es capaz de atentar contra la integridad de cualquier persona con el fin de cumplir con su objetivo tan anhelado y sentirse en la cima del mundo aunque sea por una vez en toda su existencia.
¿Cómo identificarlas?
Son múltiples los objetivos de las personas de malicia alta, y en muchos de estos necesitan la ayuda de otras personas. Por ello, asumen el papel de caritativos y hospitalarios al encontrar a las personas que piensan que pueden encajar en sus ambiciosos planes, pero en el momento menos esperado les dan una patada en el culo y continúan con sus artimañas valiéndose de nuevos aliados. La treta de los seres oscuros de fingir bondad al principio de una relación complica la tarea de identificar quién es un buen elemento y quién no, pues pasan desapercibidos.
A pesar de lo engañosos que pueden llegar a ser, sí hay formas de reconocerlos. Lo primero en lo que hay que fijarse es en la mirada, pues en esta se nota si la persona a evaluar es un alma feliz; apoyándome en mis experiencias, no he tenido conflictos con las personas que expresan ternura al mirarme, así que puedo dar testimonio de este mecanismo, basta con tener un poco de intuición. Otro método efectivo se puede dar a conocer cuando una persona está pasando por un momento difícil y necesita urgentemente el apoyo de alguien; es ahí cuando una persona de malicia alta no muestra interés en aportar a la causa y se torna evidente la falsedad de sus acciones cuando quiere aparentar que muestra interés.
¿Cómo estar prevenido de sus ataques?
Cuando una persona de malicia alta ve en otra alguna característica que le sea útil para realizar sus objetivos se le pega como un chicle e ingenia la manera de engancharla. Lo triste es que hay personas débiles que caen en este juego y piensan que estos individuos demoníacos de verdad tienen aprecio por ellos, así que se entregan a ellos, caen en la trampa y son esclavizados sin saberlo en un principio.
La mejor solución para no dejarse lastimar por un individuo negativo es tener personalidad y coraje. No hay que tenerles miedo, ya que son seres de carne y hueso también, por lo que una persona debe defender sus derechos aguerridamente si es que ellos quieren hacer sentir su superioridad. Otra cosa que quiero agregar es que no hay que exagerar esta actitud, ya que todo ser humano merece ser tratado con respeto más allá de los errores que haya cometido. Lo ideal es hacerse respetar sin tener que llegar atentar contra la integridad física y mental. Utilizar la violencia no llevará a un resultado positivo y la burbuja de odio irá incrementando su volumen cada vez más hasta reventar.
¿Es bueno entablar una amistad con alguna?
Las personas de malicia alta, en conclusión, son seres frustrados que quieren reivindicarse en la vida. El objetivo que alguno de ellos esté buscando, más allá de quererlo lograr de una manera ilegítima, puede ser también un objetivo parecido al de una persona con un alma más limpia. Al compartir metas, estas dos personas pueden terminar amistándose y hasta pueden llegar a construir una relación sincera, ya que son personas que de alguna manera son compatibles. Esto significa que sí es positivo entablar una relación con una persona de malicia alta siempre y cuando se compartan ideales que conduzcan al beneficio de ambas partes.
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