martes, 28 de diciembre de 2010


 Muchas veces los medios de comunicación difunden diversas predicciones y vaticinios sobre el Perú y el mundo; sobretodo en los días cercanos al Año Nuevo nos han bombardeado con cábalas y rituales (nuevos y antiguos, todos infalibles) para que en el año venidero tengamos salud, dinero y amor.
Sin embargo, parece que, como cristianos que somos, ponemos nuestra confianza y esperanza en lo que digan todos estos brujos, adivinos, lectores de cartas, etc. (quienes deben haber sido muy consultados); y nos olvidamos de que Dios, nuestro Padre, busca y vela por nosotros mejor que otros.
¿Se han puesto a pensar que tan “infalibles” son todas esas cábalas y rituales? 
¿Puede un baño de florecimiento, una prenda de determinado color, un perfume u otro tipo de acciones, cambiar el curso de nuestra vida o de nuestra historia? 
¿Cuántos de esos lectores de cartas y de tarot puede predecirse su propio futuro y asegurarse una vida sin problemas? Y por si fuera poco: ¿cuántos de los que han sufrido accidentes o desgracias al comienzo de este año (y de otros años) han realizado minutos antes de su desgracia los famosos “rituales y cábalas” para recibir y ser felices en el año que comienza?
Todos queremos (y es legítimo y bueno) tener salud (eso nos permite trabajar y disfrutar de la vida), dinero (para no sufrir a causa de la crisis económica) y amor (es una necesidad amar y ser amado). Pero eso no se consigue con rituales y cábalas. NINGUN RITUAL O CABALA NOS ASEGURA EL BUEN RESULTADO.
¿No será que no confiamos en Dios, que es nuestro Padre y quiere nuestro bien, que necesitamos recurrir a todo tipo de recursos para asegurarnos lo que Dios no puede o no nos quiere dar? Ese es el punto fuerte. Parece que no queremos que se haga la voluntad de Dios sino la nuestra. Insisto todos necesitamos y queremos una vida con menos problemas, pero la vida transcurre con sus alegrías y sus penas: ninguna cábala va a impedir que nos enfermemos si es que se dan las condiciones para ello; todos vamos a morir antes o después, con cabalas o sin ellas; ninguna cábala va a hacer que hayan mayores beneficios económicos, que aumente el trabajo, que se eviten desastres naturales, que hagamos un viaje.
No hay que angustiarse por el futuro, a cada día le basta con su propio peso. No andemos preocupados por que comeremos o que vestiremos, sino, al contrario, confiemos en que Dios nos proveerá. Pero eso no quiere decir echarse al abandono, “a Dios rogando y con el mazo dando”, es decir trabajando cada uno, desde su trabajo y realidad, para construir el reino de Dios y su justicia: los estudiantes, los obreros, los profesionales; para construir el Reino, no hace falta ninguna cabala, sino poner nuestro esfuerzo en cumplir cada quien con su deber, en santificar el trabajo humano y viviendo una vida santa.
Que el Señor fortalezca nuestra confianza en Él, que es el Padre bueno de toda la humanidad y que quiere lo mejor para nosotros.

Nota: Escribí este artículo en Enero del 2005, mientras sintonizaba Radioprogramas del Perú, y por ratos, se escuchaba el horóscopo y la lectura de cartas de “Amatista”.  

Por: Manuel T. para El Blog de Topo
Abogado y conciliador extrajudicial. Colaborador en la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados y San José.

1 comentario:

  1. Gracias por publicar mi artículo.
    ¡Feliz Año 2011 y éxitos para "El Blog del Topo" y su editor!

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